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Las autoridades brasileñas investigan los disturbios del domingo, cuando miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro invadieron el Congreso, la Corte Suprema y el palacio presidencial y causaron daños en las principales sedes de poder del país.
El ministro de relaciones institucionales del país dijo que se buscarán pruebas como huellas dactilares e imágenes para identificar a los responsables, y agregó que los alborotadores planeaban realizar acciones similares en todo el país.
El ministro de Justicia, Flávio Dino, calificó los actos como terrorismo y amenaza de golpe de Estado, y anunció que las autoridades ya identifican a las personas que pagaron los autobuses que llevaron a los manifestantes a la capital. Hasta el momento, la policía civil del Distrito Federal ha detenido a 300 personas.
Desde la derrota electoral de Bolsonaro el 30 de octubre, Brasil está en alerta ante la posibilidad de que el mandatario saliente intentara aferrarse al poder.
Bolsonaro había alimentado la creencia entre sus más leales seguidores de que el sistema de votación electrónica era propenso al fraude, aunque nunca presentó pruebas al respecto.
Además, su hijo, el legislador Eduardo Bolsonaro, celebró reuniones con Trump, Steve Bannon y Jason Miller.
Con información de AP
