Con T de tragedia (La 4T en el extranjero)

Una de las pocas cosas irreprochables, y hasta rescatables por parte del Viejo Régimen, en lo que respecta a la Historia política de México lo fue sin duda el manejo de las relaciones internacionales.

Dotado de un cuerpo de diplomáticos profesionales de carrera a partir de la etapa posrevolucionaria, forjando una gran tradición que se conservó al menos hasta pasada al primer década del siglo XXI, nuestro país gozaba de cierto prestigio reconocido aún por propios y ajenos tanto por quienes se designaba para desempeñar como individuos notables el oficio de la Cancillería, lo mismo que quien como titular del Poder Ejecutivo solía representarnos directamente en el exterior como país.

Sin embargo, esta semana ante la opinión pública internacional hemos visto como todo un siglo de tradición, profesionalismo y respeto del extranjero hacia nuestro país y sus instituciones ha sido tirado por la borda tras la muy desafortunada comparecencia del presidente López ante el Consejo de Seguridad de la ONU; mismo al cual fue a intentar de vender su mismo discurso demagógico y electorero—sin la solvencia moral ni resultados para hacerlo—de fariseísmo en cuanto a combate a la corrupción, odio de clases y supuesto combate a la pobreza.

Por desgracia, esta intervención deplorable no solo no pasó desapercibida para los medios de comunicación europeos y la prensa internacional, quienes no dudaron en burlarse y hasta en caricaturizar a nuestro país—en vez de al presidente—por este bochorno: también fue increpado en su momento de manera pública y vergonzosa por los mismos representantes de Rusia y de China comunista; esto es, por los máximos referentes ideológicos a los que acude la izquierda más rancia y trasnochada en México, quienes no dudaron en llamarle la atención a López, espetándole Vasily Nebenzya (representante de la Federación rusa) que ese sitio no era el foro para plantear proyectos ni modelos económicos, en tanto Zhang Jun (delegado chino) le increpó que no se le admitía querer intervenir en la soberanía de otros países y menos para imponer ideologías extremistas que solo incitan al odio y la violencia.

En resumen: otro fracaso más por parte de quien pretendía insultar la inteligencia de políticos profesionales extranjeros y diplomáticos de carrera; así como lo hizo con 30 millones de votantes en su país, hace tres años.

Twitter: @sada_enrique

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