Van de un lugar a otro sin previo aviso en un intento desesperado por eludir al Talibán; son niñas cuyas vidas corren peligro simplemente porque eligieron jugar al deporte que aman.
Los esfuerzos internacionales para evacuar a miembros de la selección femenina juvenil de fútbol de Afganistán, junto con decenas de sus familiares y el personal de la federación, sufrieron un duro revés la semana pasada luego que un ataque suicida en el aeropuerto de Kabul.
Ahora, asustadas y desesperadas, las niñas están preocupadas por saber si una coalición de ex funcionarios militares y de inteligencia estadounidenses, legisladores, aliados de Estados Unidos, grupos humanitarios y la capitana de la selección nacional pueden ponerlas a ellas y a sus seres queridos a salvo.
“Son mujeres increíblemente jóvenes que deberían estar jugando en el patio, en los columpios, con sus amigas, y aquí están, en una situación terrible por jugar fútbol”, dijo Robert McCreary, ex jefe de despacho del Congreso y funcionario de la Casa Blanca.
La mayoría de las jugadoras de la selección nacional afgana, formada en 2007, fueron evacuadas a Australia la semana pasada.
Pero las niñas, de entre 14 y 16 años, y sus familias también podrían ser atacadas por los talibanes, no sólo porque está prohibido que las mujeres y niñas jueguen al futbol, sino porque fueron defensoras de niñas y miembros activos de sus comunidades, señaló Farkhunda Muhtaj, la capitana del combinado nacional y vive en Canadá.
En los últimos días, se han llevado a cabo por lo menos cinco intentos fallidos para rescatar a las niñas, mientras son trasladadas a distintas partes del país afgano por motivos de seguridad, señalaron McCreary y Muhtaj. Estaban “a unos pasos de la libertad” cuando se perpetró el ataque suicida, agregó Muhtaj.
Y para complicar las labores de rescate está el tamaño del grupo: 133 personas, incluidas las 26 integrantes del equipo juvenil, así como adultos y otros menores, incluso infantes. Muchos no cuentan con pasaportes o algún otro tipo de documentos necesarios para abordar los vuelos desde Kabul.
“Si podemos crear una burbuja protectora alrededor de estas mujeres y jóvenes… Realmente creo que el mundo estará más atento y tendremos muchas ofertas para acogerlas y hospedarlas”, dijo McCreary.
Con información de AP