El Instituto Nacional Electoral (INE) llega a la elección del 2 de junio de 2024 bajo amenaza de desaparecer, tras un periodo de más de dos años de confrontación con la presidencia y manifestaciones en su defensa.
El presidente López Obrador ha intentado transformar el INE mediante reformas electorales, la primera de ellas el Plan A en abril de 2022, que buscaba convertirlo en el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) y reducir sus consejeros de 11 a 7, entre otros cambios. Sin embargo, no se lograron los consensos necesarios y la iniciativa fue rechazada.
Ante el fracaso del Plan A, el presidente presentó el Plan B, un paquete de reformas a leyes generales para reducir el aparato administrativo del INE y lograr ahorros.
Aunque estas reformas fueron aprobadas en ambas cámaras, enfrentaron múltiples controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad, resultando en la anulación de los cambios por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El presidente López Obrador ahora promueve el Plan C, que busca obtener una mayoría en el Congreso en las elecciones de junio para aprobar una nueva reforma electoral.
El INE enfrenta desafíos adicionales como la renuncia de 18 de sus 19 secretarios ejecutivos y problemas de inseguridad en varias regiones del país.
Las autoridades electorales han identificado ocho estados como focos rojos debido a la violencia, afectando la instalación de casillas.
Además, el INE ha tenido dificultades para contratar suficientes capacitadores y supervisores electorales, aunque se han implementado medidas para suplir la falta de personal con miembros del Servicio Profesional Electoral y otras áreas administrativas.
Con información de AP
