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Los bancos centrales mundiales no pueden darse el lujo de retroceder en lo que puede ser una lucha prolongada para dominar por completo los precios al consumidor, aseveró Agustín Carstens, director del Banco de Pagos Internacionales (BIS)
“En los próximos años, la política monetaria debería enfocarse directamente en llevar la inflación a niveles consistentes con los objetivos del banco central”, señaló Carstens el viernes desde Sao Paulo.
“Este proceso puede encontrar obstáculos, particularmente en la recta final hacia una eventual convergencia con las metas de inflación. Pero es fundamental para lograr este objetivo”.
Si bien el exgobernador del Banco de México no se refirió a ninguna jurisdicción específica, sus comentarios coinciden con un posible cambio en la pausa de las alzas en tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos tras incrementos de 500 puntos base a la fecha. El entusiasmo por seguir endureciendo también está disminuyendo en otros lugares, ya que la inflación muestra signos de haber llegado a su pico.
“Esta fuerte respuesta debe continuar mientras sea necesario. Solo con determinación, perseverancia y éxito en esta tarea se puede mantener la confianza en el dinero”.
El jefe del BIS, cuyo discurso se centró en la confianza en las políticas públicas, reiteró su opinión de que el estímulo de la era de la pandemia destinado a proteger el crecimiento económico es en parte culpable del actual shock inflacionario.
Agustín Carstens sugirió que los bancos centrales no deberían volver a hacer eso.
“La confianza en las políticas monetaria y fiscal podría verse comprometida si seguimos atribuyéndoles un gran poder para estabilizar la actividad económica sin consecuencias para la inflación”.
Su discurso advirtió que la falta de control definitivo de los precios al consumidor podría tener, en última instancia, consecuencias duraderas.
“Algunas generaciones están experimentando el riesgo de que la economía haga la transición a un régimen de alta inflación por primera vez. Una vez que comienza esta transición, puede volverse cada vez más difícil de detener”.
Con información de Blommberg
